jueves, 11 de septiembre de 2008

El asesinato de un anonimo (suspiro de Jeronimo Toro Cuartas)

No llovía, no hacia sol, no era un día caluroso, ni tampoco frío, era más bien uno de esos días que suceden muy lentos, muy densos y que son los que nos graban las arrugas del alma.

Yo prefería una mesa afuera para evitar los oídos curiosos de los demás, pero no preste importancia de ello porque todos en aquella casa de te, tenían sus propios fantasmas y no parecían interesados en mi, ni en la silla vacía al frente mío y mucho menos en la persona que la ocuparía.

La taza de te temblaba en mi mano, no estaba nervioso, era mas bien un deseo de acabar con eso de una vez, de liberarme, de enterrarla; el aroma de aquel te de jengibre me recordaba a otras personas, otros espacios, otras tazas y otros balcones.

Yo la tenia que matar, eso era algo que estaba definido, no había vuelta atrás, las balas estaban en la recamara, y el arma es como si siempre hubiese estado allí, desde que dije mis primeras palabras, no hubo un ensayo, el plan no era plan, era simplemente un acto espontáneo, mis allegados me tildaron de loco, es cierto, nadie se dispone asesinar, aniquilar anular a otra persona así no mas, es casi suicida, pero no hay otra manera de hacerlo, las cosas resultan mejor cuando solo se hacen, las consecuencias nunca pueden ser consideradas a cabalidad ni en el mejor de los planes, así que solo esboce una maqueta del proyecto, localice el lugar, el atuendo, y hasta que le iba a ofrecer y que iba a tomar yo, pero de ahí para adelante lo deje todo al azar. ¿Existe el Azar? ¿No es el destino una excusa para justificar nuestros errores?

La pareja de el lado me llamo la atención por la inmunda chaqueta a cuadros que él llevaba sobre los hombros, se levantaron, ahora el la llevaba cobijada con su brazo, aunque la verdad el estaba apoyándose en ella porque la diferencia de estatura los hacia ver como si ella fuera sus muletas, y en cierto modo así era, de lo poco que puede extraer de su conversación, el pobre hombre no podía dar un paso sin ella, inclusive después de firmar los papeles, lo único que el acertó a preguntar fue:¿y ahora yo que voy a hacer? Ambos el y yo sabemos que la lengua le traiciono, pero su debilidad no daba para mas, patéticos hombres; ¿parece que no pensaste en eso antes de acostarte con ellas?, al pasar por mi espalda logre percibir el futuro hedor a alcohol en su horrible chaqueta.

Para cuando el sitio en frente mío se inundo con su presencia, el café mocha y su mascarpone estaban ya servidos, “eso me encanta de ti, es como si fueras la materialización de mis pequeños deseos”, solía decirme cuando atinaba, mas que por azar, por prestar atención (los detalles invisibles son los que no debemos dejar pasar por alto, me dijo me padre cuando lloraba por mi primer amor).

Ella parecía lista para lo que iba a suceder, cosa que me sorprendió porque yo había intentado que ni se enterara de mis intenciones, eso hizo que mi taza temblara aun mas, porque es difícil acabar con alguien que esta preparado para ello cuando no se es un profesional y en mi caso era la primera vez que lo hacia, espere un poco y escuche lo que me decía, solo con la intención de indagar que tanto sabia de mis letales intensiones. Realmente era poco lo que ella conocía o intuía, pues las excusas que ofreció solo le hubieran alcanzado para otras ocasiones, pero esta vez yo la iba a matar, y estaba determinado en hacerlo, tenia mi armamento mas preparado que nunca, y mi plan de no tener ninguno me funcionaria tal como lo esperaba, es mas, note que su discurso había sido mas preparado que mi propia empresa.

El momento se llego y mi plan funcionando a la perfección comenzó a tomar la forma que el aroma de su café le iba dando, después de terminar mi te, me fui hacia ella:

- Mira, lamento informarte que ya no podemos hablar de nosotros, de mañana, es más ni de ahora, no existe un nuestro, desde ahora solo hay un tú y un yo que ya no más es un nosotros. Si ahora caminamos a la puerta, no somos nosotros caminando hacia la puerta, eres tu yendo allá y yo yendo allá pero en momentos, espacios y posiciones diferentes, así estemos pasando al mismo tiempo debajo del marco de aluminio.

- Se de que me hablas y créeme que quiero respetar tu decisión, es difícil y se que posiblemente no me quieras volver a ver por un tiempo, necesitas ese espacio y te lo mereces, yo por mi parte me merezco que me trates así, todo sea por el bien de ambos.

- Creo que no me entiendes, es que no hay ambos, porque simplemente te amo demasiado como para atarte con ese lazo…

- Y yo te amo a ti también lo sabes, solo que…

- Solo que contaste con la buena suerte de que el destino (¿existe el destino o es simplemente una lección del camino?) me mostrara tus necesidades, tus carencias, tus deseos y que ese mismo destino te ofreciera a alguien que esta dispuesto a darte lo que mas pueda para hacerte inmensamente feliz.

- Lo se, lo se, y tu sabes cuan maravillosa es mi vida después de este tiempo, siempre has logrado cumplir mis mas pequeños caprichos y has disfrutado de ello.

- Precisamente por eso me voy, te dejo completamente y me libero de ti, estas muerta, no existes porque yo te acabo de asesinar, y mientras te abaleo mas te amo, y como te amo con cada herida que te infundo, te dejo para que seas feliz…. Porque mi amor es tan grande y tan libre que te quiero ver feliz… sin mi.

Le tome de la mano y le bese los labios como nunca antes se los había besado, en ese momento pude percibir el futuro olor a alcohol en su cabello.

Salí del café, por la ventana logre ver como ella recogía los cartuchos de mis balas como intentando entender lo que acababa de suceder, en ese instante al doblar la esquina me tope con el de la chaqueta de cuadros, dos botellas de vodka le aconsejaban y apestaba a licor.

Ella murió lentamente, y aunque se le veía por ahí, se que no ama a su nuevo amor, porque el fantasma que la asesino no la deja dormir.

1 comentario:

Ana Lucia V dijo...
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