viernes, 12 de diciembre de 2008

El hombre que yo sueño

Yo visualizo un hombre para mí que me quiera como soy, que le gusten y disfrute con cada uno de mis gestos, ideas, pensamientos, sentimientos, rabias. Que ante mis defectos se ría de ellos y me enseñe con amor a mejorarlos. Que cuando me hable utilice las palabras con sinceridad, acordes con lo que piensa y siente. Yo visualizo un hombre que me haga libre, que entienda mi necesidad de conocer, expandirme en espacios y gente nueva, en caminos nuevos que me hagan crecer y quiera compartirlos conmigo. Que no desconfié de mi amor, ya que lo hará cada vez más fuerte con su seguridad y con la seguridad que me trasmita por sus sentimientos, tan firmes que no conocen desconfianza.

Visualizo un hombre que me sorprenda cada día con una idea, con un pensamiento reflexivo, con algo simple que le dé risa, con un acto de amor por una persona o por un ser vivo. Que me produzca admiración su lealtad con su familia, sus compañeros, sus amigos, sus amores. Que procure ser una mejor persona día a día, cumplir cada meta que se proponga para alcanzar sus sueños, que no crea en los obstáculos y que luche por las cosas que quiere alcanzar y construir. Que no desfallezca en sus intentos y, si llega a fracasar, acepte sus errores, se preocupe por ver en qué falló y haga un plan para mejorarlos. Quiero un hombre que no juzgue a los demás, que le dé a cada persona la libertad de ser quien quiera ser.

Quiero un hombre que me conozca tanto que disfrute mis complejidades, mis ciclos, que sepa que cuando digo “no”, es posiblemente un “sí”, y cuando digo “sí”, es generalmente “no”. Quiero un hombre que me escuche, que se interese por mis cosas, mis ideas, mis sentimientos, que disfrute conmigo una canción, un mensaje escrito en cualquier parte y tengamos horas para hablar de eso. Quiero un hombre que me haga creer en el amor, en que hay una razón para que la gente escriba canciones, que hay una razón para que se escriban tantos libros, que detrás de eso hay una realidad ineludible, una realidad de lo que significa ser seres humanos vulnerables y sin perfección.

Quiero un hombre tan fuerte que sea capaz de ser mi continente y mi puerto que abraza y protege, no el fuerte que lucha contigo para competir y demostrar su fuerza. Quiero un hombre que me diga que las películas de miedo no son reales, y que la realidad dura que vivimos en nuestro país puede mejorar si nosotros juntos aportamos como una cadena para que la realidad para nuestros hijos sea más verde y más sonrisas.

Quiero un hombre que no mienta, que no me vea débil, que sepa que soporto una verdad por cruel que sea, y que nunca soportaría una mentira por creer que es mejor para mí. Que el día que me deje de amar, me lo diga, que me conozca y sepa que lo amo tanto que quiero que sea feliz y sea libre para buscar y escoger lo que le haga feliz, y que me lo diga y no me lo haga sentir de a pedacitos, pues sabría que me mataría lentamente. Que sepa que soy tan fuerte que sería capaz de amar a la persona que lo haga feliz.

De su cuerpo quiero un hombre alto, que sea como mi árbol, aquel que da sombra y sus ramas son tan fuertes y abrazadoras que te protegen de la lluvia. Que sea como un cedro en el que te puedes acostar para descansar, para llorar y que resista mis golpes. Quiero que sus ojos me miren fijamente, que me digan que está ahí, conmigo; que le gusta verse reflejado en mi mirada y que de sólo ver una sonrisa mía le produzca a él una sonrisa. Quiero una boca suave que me coma poco a poco, que pruebe mis labios y descubra lentamente cada parte de mi cuerpo. Quiero un hombre con un antebrazo grueso, pues me muestra claridad y fortaleza. Que sus manos sean grandes y frías, que tenga codos fríos y orejas frías, para yo quedarme dormida acariciándolo. Que me dé la frescura que necesitan los días calurosos y el calor que necesito en los días fríos. Quiero una espalda grandecita en la que yo quepa acostada, que tenga un canal por donde mis dedos puedan bajar y que con sólo un roce de mis manos se contraigan los poros de su piel. Quiero un hombre con unos pies grandes y fuertes, que me puedan llevar caminando sobre ellos y que caminemos y bailemos, mis pies encima de sus pies, para ir a donde queramos.

Quiero un hombre limpio que me dé frescura, que huela a hombre, a fuerza, a árbol, que huela a cedro, a verde, a madera, esa madera que es fuerte pero puedes herirla y le duele, porque en el fondo es blanda, es piel, es humano. Que no use mucho perfume, y si lo usa, siempre use el mismo para que pueda diferenciar su presencia, su humor aliado a ese nuevo olor.

Quiero un hombre que juegue con mi pelo, que me roce suavemente. Quiero un hombre que mire fijamente mis manos; quiero un hombre que se quiera comer mi boca, como se comería algo que se puede deshacer rápidamente. Quiero un hombre que me huela, que disfrute de mi olor, que me explore, que admire cada dedo, cada diente, cada oreja, cada región de mi mapa.

Quiero un hombre guerrero, héroe, un alpinista, quiero que su niño interior pueda soñar, pueda imaginar, pueda jugar, pueda reírse a carcajadas, que su niño sea libre para decir lo que piensa y siente.

El hombre que yo quiero lo siento cada día, lo sueño, lo respiro, lo suspiro, lo siento cuando me levanto, lo siento mientras duermo, ese hombre está ahí como mi fe en Dios, que aunque no está a mi lado me piensa, me imagina, me sueña, me respira, me suspira; es un algo que se siente y que se quiere tocar. Este hombre es mi amor, mi amigo, mi amante, la ficha que faltaba en el rompecabezas de mi vida, el agua donde pueden vivir los peces, mi continente y mi puerto de llegada.

Suspiro del Marqués "Omisión"

"En radio le preguntaron cómo se había enterado del asunto. Su respuesta ahora contenía todavía más crudeza: “por omisión”. Qué dolor sentí cuando escuché sus palabras. Ninguna circunstancia emocional o racional puede compararse con algo así: ella no lo esperaba en el momento en que Araújo recobró su libertad ni estaría"

Soy una fiel creyente en el amor, y pienso que definitivamente es el mejor motor de la esperanza que se pueda tener en momentos difíciles, esa pulsión de vida solo puede ir movilizada por una razón…. Esa hubiera podido ser la misma fuerza que mantendría la espera… Es interesante la razón de de separación o anulación del vinculo matrimonial: “OMISION” es paradójico pensar cuantas personas están casadas actualmente y viven la verdadera omisión de un ser que la ame, a su lado. Será que es omisión el estar pasando por la mas terrible experiencia humana y aun así, pensar día a día en el bienestar de la persona a la que se ama, soñar con las caricias que se quieren dar, enviar los mejores deseos, y las mas fervorosas oraciones para que todo le salga bien a la otra persona en sus proyectos y decisiones? Sentir a la otra persona tan adentro que invita al cuerpo a respirar y a llenarse de energía para mantenerse en forma.

Definitivamente a veces perdemos la perspectiva del verdadero significado de las palabras… será que basta tener un cuerpo presente para sentir a la persona al lado? Solo los que realmente han amado a alguien saben de qué les hablo.

Noche de perros!

¡¡¡Anoche tuve una noche de perros!!! Como dicen por ahí… no sabía de dónde venía ese viejo y conocido refrán, pensaba qué imagen de los perros tan negativa tienen algunas personas que creen que ellos siempre duermen mal o pasan noches por ahí desoladas…”.

Hasta la noche de ayer donde tuve en medio de un hermoso sueno muy real empecé a oír unos maullidos aterradores. Pensé “¿que será eso?”. Parecen gatos, recordé que mi tía que está de visita en mi casa me contó que la noche anterior había escuchado unos gatos persiguiéndose; es un sonido aterrador, parecían niños torturados o algo así. Me levanté al baño y aproveché para dar un vistazo, cuando vi a mi mamá y mi hermano levantados. Estaban con mi tía; ella estaba ahí en la cama gritando, gimiendo, retorciéndose, sudando mucho... Tenía un coma diabético. Lo más impresionante fue verla como Emily Rose o la otra de El Exorcista retorciéndose, como medio alucinando. Yo estaba aterrada, quería llorar, quería ayudar, no sabía qué hacer, además que pensaba que mi tía como es de pinchada nunca le gustaría que la viéramos en ese estado.

Ella tiene diabetes miellitus desde joven y maneja su enfermedad muy bien, vive la vida positiva y feliz, orgullosa de quien es y de sus logros, es tan valiente que vive sola en Los Ángeles, ciudad donde vive desde hace más de 30 anos. Ya vive de su pensión, se ha realizado innumerables tratamientos, cirugías, y ha viajado por todo el mundo.

Después vi a mi hermano tratar de darle dulce. Le tomamos la glucosa y estaba muy baja, tratamos de darle dulce, y se le regaba… hasta que encontramos una bolsita porque ella es tan ordenada que todo lo tiene almacenado y debidamente marcado; la bolsita decía, “aplicar en caso de coma”. Venían 2 frasquitos, uno polvo y uno líquido, lo revolvimos y mi mama que sabe de primeros auxilios se lo aplicó. Yo también sé de primeros auxilios por que hice un curso en Salamandra, pero estaba tan aterrada de este episodio que no sabía ni que hacer, sólo llamar una ambulancia, pero recordé que mi tía todo lo de su salud lo tiene en Estados Unidos.

En medio de todo, me puse a pensar lo sucedido en la época de tantos exorcismos y demonios, tantas personas con enfermedades no diagnosticadas en la época, que eran tratados como personas poseídas por algún espíritu raro, y pensaba, “¡Claro! ¡Raro sí es!” Y había que encontrar una explicación a estos episodios.

Cuando mi tía volvió en sí, tenía mucho, mucho frio, entonces la envolví en sábanas y cobijas. En medio de su confusión todavía conservaba ese fino y excelente sentido del humor, me decía “parezco un taco, ja, ja”, y la empecé a abrazar para darle más calor por que tiritaba del frio. Y me dijo “como dicen los ingleses, ‘¡qué noche de perros!’ ” y yo “¡¡sí!!”. Y me dijo “sabes, ellos como en épocas pasadas no tenían calefacción, medían y soportaban el frio con los perros que tenían que subir a la cama para calentarse. Entonces decían ‘noche de 1 perro’, cuando era tal el frio que subían a su perro para calentarse, ya que ellos poseen una temperatura corporal mas alta. Entonces si el frio era más tenaz, decían ‘noche de 2 perros’, ‘noche de 3 perros’ y así”. Con ella aprendí lo que significaba el viejo y conocido refrán “noche de perros”, que en esta ocasión tuvo nuestro apoyo, pero con lo que valientemente lucha todos los días de su vida.