viernes, 12 de diciembre de 2008

Noche de perros!

¡¡¡Anoche tuve una noche de perros!!! Como dicen por ahí… no sabía de dónde venía ese viejo y conocido refrán, pensaba qué imagen de los perros tan negativa tienen algunas personas que creen que ellos siempre duermen mal o pasan noches por ahí desoladas…”.

Hasta la noche de ayer donde tuve en medio de un hermoso sueno muy real empecé a oír unos maullidos aterradores. Pensé “¿que será eso?”. Parecen gatos, recordé que mi tía que está de visita en mi casa me contó que la noche anterior había escuchado unos gatos persiguiéndose; es un sonido aterrador, parecían niños torturados o algo así. Me levanté al baño y aproveché para dar un vistazo, cuando vi a mi mamá y mi hermano levantados. Estaban con mi tía; ella estaba ahí en la cama gritando, gimiendo, retorciéndose, sudando mucho... Tenía un coma diabético. Lo más impresionante fue verla como Emily Rose o la otra de El Exorcista retorciéndose, como medio alucinando. Yo estaba aterrada, quería llorar, quería ayudar, no sabía qué hacer, además que pensaba que mi tía como es de pinchada nunca le gustaría que la viéramos en ese estado.

Ella tiene diabetes miellitus desde joven y maneja su enfermedad muy bien, vive la vida positiva y feliz, orgullosa de quien es y de sus logros, es tan valiente que vive sola en Los Ángeles, ciudad donde vive desde hace más de 30 anos. Ya vive de su pensión, se ha realizado innumerables tratamientos, cirugías, y ha viajado por todo el mundo.

Después vi a mi hermano tratar de darle dulce. Le tomamos la glucosa y estaba muy baja, tratamos de darle dulce, y se le regaba… hasta que encontramos una bolsita porque ella es tan ordenada que todo lo tiene almacenado y debidamente marcado; la bolsita decía, “aplicar en caso de coma”. Venían 2 frasquitos, uno polvo y uno líquido, lo revolvimos y mi mama que sabe de primeros auxilios se lo aplicó. Yo también sé de primeros auxilios por que hice un curso en Salamandra, pero estaba tan aterrada de este episodio que no sabía ni que hacer, sólo llamar una ambulancia, pero recordé que mi tía todo lo de su salud lo tiene en Estados Unidos.

En medio de todo, me puse a pensar lo sucedido en la época de tantos exorcismos y demonios, tantas personas con enfermedades no diagnosticadas en la época, que eran tratados como personas poseídas por algún espíritu raro, y pensaba, “¡Claro! ¡Raro sí es!” Y había que encontrar una explicación a estos episodios.

Cuando mi tía volvió en sí, tenía mucho, mucho frio, entonces la envolví en sábanas y cobijas. En medio de su confusión todavía conservaba ese fino y excelente sentido del humor, me decía “parezco un taco, ja, ja”, y la empecé a abrazar para darle más calor por que tiritaba del frio. Y me dijo “como dicen los ingleses, ‘¡qué noche de perros!’ ” y yo “¡¡sí!!”. Y me dijo “sabes, ellos como en épocas pasadas no tenían calefacción, medían y soportaban el frio con los perros que tenían que subir a la cama para calentarse. Entonces decían ‘noche de 1 perro’, cuando era tal el frio que subían a su perro para calentarse, ya que ellos poseen una temperatura corporal mas alta. Entonces si el frio era más tenaz, decían ‘noche de 2 perros’, ‘noche de 3 perros’ y así”. Con ella aprendí lo que significaba el viejo y conocido refrán “noche de perros”, que en esta ocasión tuvo nuestro apoyo, pero con lo que valientemente lucha todos los días de su vida.

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